Cuando nos encontramos con un caso de éxito empresarial, casi inmediatamente surgen las preguntas sobre ¿Quién es el líder? y ¿Cómo lo hizo?
Siendo el liderazgo la capacidad de influir en la forma de pensar y actuar de grupos de personas, no es extraño que esté ligado a los ámbitos organizacionales y empresariales desde larga data, remontándose las primeras teorías al siglo XIX.
Si hubiera que elegir uno solo, de entre la cantidad de factores relacionados con el éxito empresarial, éste seguramente sería el liderazgo. Tal vez por esa importancia es que mantiene su vigencia a lo largo del tiempo.
Para quienes nos apasionan los temas empresariales, es habitual encontrarnos con infinidad de teorías, enfoques, análisis, y ejemplos sobre liderazgo. Y siempre es interesante leerlos en la búsqueda de nuevos aportes que ayuden a comprender cabalmente un fenómeno tan complejo.
La complejidad del liderazgo se basa en que no sólo tiene que ver con aspectos personales del líder, sino con los miembros del grupo, sus relaciones y las situaciones que enfrentan. Por ello, se ha convertido en terreno fértil para que psicólogos, sociólogos y otros científicos del comportamiento realicen sus aportes.
Por otro lado, estamos inmersos en una sociedad exprés, que se mueve a un ritmo vertiginoso, y donde es necesario simplificar al extremo para encontrar soluciones rápidas a problemas cotidianos. Esta tendencia converge hacia la aparición de recetas que su aplicación todo lo soluciona. Si bien no deja de ser seductor, la realidad se empeña en reafirmarnos que no es tan sencillo.
Volviendo al liderazgo, últimamente he leído muchos artículos cuyo mensaje de fondo es: “Confíe en sus empleados, deles el poder de tomar decisiones importantes (empodérelos) y nunca microgestione”. El mejor ejemplo de una receta fácil para un problema complejo.
Empoderar puede funcionar muy bien para algunos miembros del equipo, pero seguramente va a ser contraproducente en otros. Y es ahí donde la receta se cae a pedazos.
No todas las personas tienen habilidades para ser líderes, tomar decisiones difíciles o resolver problemas complejos y de hecho no todos aspiran a serlo. Y es natural que así sea.
Por otro lado, aunque todos los integrantes del equipo tuvieran capacidades de liderazgo, no todos tendrán la misma madurez y experiencia y, por lo tanto, cada uno tendrá necesidades diferentes en cada etapa de su desarrollo.
Una vez que se comprende la complejidad del liderazgo y por qué las recetas simplistas no funcionan, es natural cuestionarse: “y entonces, ¿qué debo hacer?”
Lo que tiene que hacer es adaptar su estilo de liderazgo en función de los integrantes del equipo. Una buena herramienta para entender cómo adaptar su estilo de liderazgo se le conoce como el modelo de Liderazgo Situacional, desarrollado por Paul Hersey y Ken Blanchard.
Este modelo propone que el líder cambie su forma de interactuar y abordar las tareas según la madurez de cada integrante del equipo.
Para este modelo, la madurez se evalúa según la competencia (capacidad de hacer) y el compromiso (actitud).
A su vez, el estilo de liderazgo integra dos componentes: comportamientos directivos (relacionados a las tareas) y comportamientos de apoyo (relacionados con el desarrollo del grupo, participación en las decisiones, cohesión y motivación).
El modelo funciona de la siguiente forma:
1. Identifique las características de cada uno
Primero hay que identificar las características de cada uno de los integrantes del equipo. Evalúe mentalmente a cada uno y agrúpelos en una de las siguientes categorías:
Principiantes entusiastas: poco calificados, pero con un fuerte compromiso hacia el trabajo, necesitan mucha orientación.
Aprendices desilusionados: algo competentes, pero con bajo compromiso por desafíos que han enfrentado en el pasado.
Capaces pero cautos: razonablemente competentes y con diversos niveles de compromiso con su trabajo.
Autosuficientes e independientes: altamente competentes y con alto compromiso con el trabajo.
2. Elija el estilo según la categoría
Una vez categorizados, adopte el estilo de liderazgo apropiado para cada categoría:
Principiantes entusiastas: Dirigir el liderazgo
Con este grupo, el liderazgo debe ser alto en dirección y bajo en apoyo. El líder ordena.
Dígales exactamente qué hacer y cómo hacerlo. Lo mejor es darles instrucciones claras y no negociables, así les ayudará a completar sus tareas y mejorar sus habilidades.
Es muy útil hacer procedimientos paso a paso por escrito y estar disponible para responder dudas.
Aprendices desilusionados: Coaching de liderazgo
Para este grupo, deberá proporcionar un liderazgo alto tanto en dirección como en apoyo. El líder persuade.
No son totalmente novatos, pero necesitan su orientación y dirección para seguir mejorando. Todavía necesitan que se les diga qué hacer. También debe ser receptivo y apoyarlos para que participen en el proceso.
Tiene que hacerse el tiempo para hablar regularmente con ellos. Es clave para mantenerlos motivados y responsables por su trabajo.
Capaces pero cautos: Apoyo al liderazgo
Para que se transformen en Autosuficientes e Independientes, debe aplicar un liderazgo bajo en dirección y alto en apoyo. El líder participa.
Son competentes en sus trabajos, puede dejarlos hacer y participar en la toma de decisiones compartida. Asegúrese de validar sus esfuerzos y reconocer su trabajo para construir una buena relación y aumentar su compromiso.
Autosuficientes e independientes: Delegar el liderazgo
Con este grupo, el estilo de liderazgo debe ser bajo tanto en dirección como en apoyo. El líder delega.
Son jugadores clase A. Puede confiar en ellos para que trabajen en forma independiente y se hagan responsables de sus proyectos.
Esté informado, pero no intervenga a menos que sea necesario. La clave es darles su confianza y apoyo.
Incluso es posible darles la autoridad de tomar algunas decisiones de alto nivel sin la necesidad de consultarle primero. Pero, por supuesto, se apropiarán de los resultados que obtengan, y eso está bien.
Finalmente
Sería un escenario ideal trabajar con un equipo completo de jugadores clase A, altamente competentes y autodirigidos, pero muy pocas organizaciones en el mundo pueden darse ese lujo.
Sin embargo, la buena noticia es que, con el estilo de liderazgo correcto y un poco de paciencia, puede colaborar con el crecimiento de los miembros de su equipo y hacer que se conviertan en la mejor versión de ellos mismos.
Y usted, ¿cómo lidera a su equipo?
Si necesita ayuda para mejorar su estilo de liderazgo, contáctese o agende una reunión con nosotros ¡Podemos ayudarlo!
Carlos Gera
Director