Estamos acostumbrados a escuchar la palabra “innovación”. Está de moda, aparece en todos lados y generalmente está asociada a una ventaja competitiva para la empresa.

La gran mayoría ven la innovación como algo grande y extraordinario, sin embargo, es mucho más que eso.

Según la definición que aporta Wikipedia, la innovación es un cambio que introduce novedades y se refiere a modificar elementos ya existente con el fin de mejorarlos o renovarlos.

La innovación la vemos como algo genial, hasta que empezamos a considerarla en relación a la primera persona del singular (yo), y a partir de ahí, empieza a aterrarnos.

Inmediatamente vienen a nuestra cabeza pensamientos como: “No puedo innovar”, “No se me ocurre una nueva teoría de la relatividad”, “Imposible inventar un nuevo IPhone”. Eso es para algún genio (nerd) en un laboratorio de alta tecnología en el Silicon Valley.

En realidad, la innovación es una serie de pequeños pasos que, de forma acumulativa, llevan a algo grande que cambia el juego. Sin embargo, en muchas empresas, cuando se habla de innovación se sigue pensando casi automáticamente en, Albert Einstein, Thomas Edison o Steve Jobs.

No podrían estar más equivocados. Las organizaciones deberían integrar a sus prácticas diarias el reconocer y premiar cada pequeño avance incremental que hace su gente. Es incentivar a buscar cada día una mejor forma de hacer las cosas.

Tiene que ser mucho más que un slogan, tiene que convertirse en un principio. Es necesario que involucre a todos los integrantes de su equipo en encontrar una mejor forma. Hay que celebrar cada pequeña mejora, ya sea una forma más eficiente de llevar las cuentas corrientes de los clientes, una nueva forma de atención, o hacer que un tornillo gire más rápido en la fábrica para que las cosas funcionen mejor. Ésas son innovaciones reales. Y todas ellas, junto con todas las mentes alineadas, son lo que vuelven competitiva a una empresa.

Cuando piense en innovación, no deje que lo aterrorice. Que no se convierta en una palabra de moda que aísla a algunos pocos mientras que el resto se sienta a esperar a que los innovadores innoven. Tiene que convertir a la innovación en un trabajo de todos, todo el tiempo.

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Carlos Gera
Director